¿Es el tenis el nuevo streetwear?

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La imagen del tenis ha estado relacionada históricamente con la tradición. El blanco comenzó identificando un status social; considerado como una actividad que descendía de una invención del rey Luis X de Francia (que murió en 1316 después de jugar un partido), vestir de blanco suponía una demostración de pulcritud solo apta para los más pudientes. 

Durante el siglo XIX y gran parte del XX el tenis fue casi exclusivamente amateur, tal y como ocurría con otros deportes. La cercanía del dinero se veía como un modo de corrupción de un deporte que debía ser impoluto. El bádminton, deporte con el que compartía raíces y estilo, vivió a gran escala ese afán por mantenerlo alejado de la profesionalidad. A principios de los años treinta se prohibió la participación de la estrella del momento, Jack Purcell, después de que el jugador canadiense cobrara por escribir una columna de opinión en el periódico Toronto Star. Inesperadamente tuvo una consecuencia relacionada con el estilo, ya que al ser considerado un profesional del deporte, Jack Purcell pudo lanzar unas zapatillas con su nombre, que Converse sigue vendiendo noventa años después. Durante décadas el deporte profesional quedó apartado, sin opciones de participación en Juegos Olímpicos o campeonatos. 



A finales de los sesenta se rompe la barrera entre el tenis profesional y el amateur con la aparición de los torneos Open, llamados así porque estaban abiertos a todas las categorías. Con la popularización del tenis profesional, llegó también el color de la mano de las empresas deportivas. Una vez que los jugadores de tenis podían cobrar, también podían exhibir marcas comerciales (de las que obviamente también cobraban). Stan Smith, Arthur Ashe, Guillermo Vilas y Rod Laver firmaban zapatillas con su nombre estableciendo un patrón que luego veríamos en otros deportes. 

Con los setenta llegó un estilo nuevo que se basaba en el clasicismo pero aportaba un punto de rebeldía. El tenis mantenía su imagen de deporte de club a la vez que aplaudía a Borg o McEnroe, dos ilustres que imitaban a los rockeros y que evolucionó hasta los tonos brillantes de Andre Agassi. 


Pantalones que imitaban el denim, mallas en rosa, detalles en neón, el llamado deporte blanco se convertía en el entretenimiento que usaba el color de un modo más agresivo. Los dos extremos del polo (nunca mejor dicho), el blanco impoluto y los colores más impactantes, convivían en el tenis, aunque no puede decirse que lo hicieran sin problemas. Algunos torneos lo aceptaban todo, mientras otros implantaron medidas más severas sobre los uniformes, no solo en cuanto al color sino también en cuanto al corte. 


En plena explosión del color, Nike preparaba outfits escrupulosamente blancos para las participaciones de Agassi en Wimbledon. Como curiosidad, las reglas de uniformes para algunos torneos actuales son más restrictivas que en los años cuarenta. 



Roger Federer llegó a ser amonestado en 2013 por el uso de color en la suela de sus zapatillas y en 2018 se cambiaron las normas del Abierto de Francia para evitar que Serena Williams pudiera volver a vestir su “catsuit”. 


El tenis profesional, una vez aceptadas sus contradicciones, había colocado su velocidad de crucero en la que pequeñas innovaciones iban cambiando el estilo progresivamente, sin grandes irrupciones ni en el campo tecnológico ni en el de la moda. 



Sin embargo, algo está ocurriendo en las últimas temporadas; en el mundo del skate Supreme lanzó  colaboraciones con Lacoste y Wilson, la británica Palace lanzó una línea con adidas para el torneo de Wimbledon 2018 que vistieron Garbiñe Muguruza, Alexander Zverev y la vencedora del torneo Angelique Kerber. Palace, como ilustres deudores del estilo Casual, veneran muchas de las referencias clásicas del tenis aunque las pistas favoritas de Palace no tienen redes. 


Una nueva marca como Paterson, se acercó al skate desde estilo del tenis más tradicional. Pharrell Williams lanzó una colección con adidas inspirada en el US Open y Bape llegó a colocar su camuflaje en raquetas. Uno de los grandes éxitos de Adidas en las últimas temporadas ha sido la Stan Smith y la próxima gran apuesta es la SC Premiere, una zapatilla que se inspira en los clásicos pero le da al tenis un estilo completamente nuevo. 


Nike no se quedó atrás. En el último US Open el encargado de vestir a Serena Williams fue Virgil Abloh, que luego utilizó algunas referencias del tenis en su colección para Off White. Hiroshi Fujiwara inició la tendencia colaborando en ediciones especiales que rememoraban cada uno de los Grand Slam y relanzando un desconocido modelo de Nike, la Lauderdale. Si hace unos años Jordan creaba versiones especiales de sus AJIII para Roger Federer, ahora la colaboración implica a Nick Kyrgios y Kyrie Irving. Kyrgios jugó con una versión especial de su Nike Zoom Vapor X inspirada en la Kyrie 5 y Kyrie le devolvió el cumplido con una edición que mezclaba su quinta zapatilla con detalles de la Vapor X. La elección de Kyrgios no es casual; es habitual verle entrenar con camisetas de la NBA, animar a sus amados Celtics o ir a entrenar con Jordans. 


El estilo impoluto del tenis siempre ha sido una referencia para la moda. Un cruce de caminos del que nacieron Fred Perry, Lacoste o las Gucci Tennis 84, unas zapatillas que vimos más veces en las portadas de discos de rap que en pistas de tenis. Pero ahora es el streetwear el que mira al tenis como fuente de inspiración.

Espero que os haya gustado.Saludos.

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3 comentarios

  1. No me veo viniendo a trabajar a lo Serena Williams, pero me ha parecido muy interesante tu recorrido histórico.
    Besitos.

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  2. La verdad es que nunca me ha interesado el tenis, pero es cierto que es un deporte que ha ido evolucionando... bueno, como todo... las modas llegan hasta el deporte!!!!! ja aja aja

    https://elblogderenee.blogspot.com/2019/02/colores-neutros.html

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  3. todo vuelve!
    Feliz tarde
    www.masqueropa.blogspot.com

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