Os perdistéis los anteriores capítulos del Diario de Avelina, no os preocupéis AQUÍ ESTÁN EN ORDEN
Nos fuimos en coche. Yo no sabía a donde íbamos. Estaba súper nerviosa, siempre me han creado este efecto las sorpresas. Era una sensación extraña, allí en el coche de Dario, un deportivo de dos plazas, precioso, con la música de fondo y él totalmente en silencio. Lo sorprendente de todo era que aquel sentimiento de haber hecho el ridículo con Toni se había esfumado, pero por otra parte, me venían imágenes de lo fantásticamente bien que nos lo habíamos pasado en la prueba del catering. Estaba tan sumergida en mis pensamientos que cuando Dario me habló, incluso me asuste.
-¿En que piensas Avelina?
- En cosas del trabajo
- No me parece adecuado pensar en el trabajo en una cita
- ¿Cita? Pensaba que me habías dicho que era una cena de amigos.- dije en un tono medio sarcástico medio en broma. A lo que me contestó en un tono sosegado y amable.
-También pido cita al medico, y te aseguro que es sin pretensiones.
-Visto así no me queda más remedio que callarme.- Sin duda me había robado una sonrisa.
-No por favor, cuéntame algo.
-¿Qué quieres que te cuente?
- ¿Qué has hecho hoy?
- Ya te lo he contado, cuando me has llamado iba a la prueba del catering de la fiesta de mi jefe, he coincidido con unos amigos, por decirlo de alguna manera, ha sido muy divertido, ¿y tú?
-He trabajado todo el día, por cierto, tú eras amiga de Susana, ¿no es cierto?
-Sí, y sigo siéndolo ¿por?
-Es que Carlos, ¿sabes quien te digo?
-Sí, creo que sí- Lo dije en plan duda, por si metía la pata, aunque luego, cuando lo analicé pensé que tal vez haberlo hecho así, era precisamente la metedura de pata.
-Es amigo mío. ¿No te parece una auténtica casualidad?
-Sin duda.-No se si le hará gracia a Susana pensé.
-El otro día fui a cenar con él, hacía mucho tiempo que no lo veía, y me contó que últimamente quedaba mucho con una chica que se llamaba Susana, y sin darnos cuenta encontramos el nexo de conexión. Y entonces le dije que yo había salido varias veces contigo, y me dijo que él no te conocía pero que por lo que le había contado Susana, parecías una chica genial. Y entonces pensé, ¿por qué deje de quedar con ella? Y aquí estoy contigo.
-Yo que me preguntaba a cuento de qué me habías llamado.
-Ya lo sabes, por cierto ya llegamos.
- Ya se donde me llevas.
-¿Qué te parece?
-Que me voy a comer un bistec tartar.- Él sin duda esperaba que yo le dijera que era el primer sitio donde me llevo a cenar, pero lo que yo recordaba sin duda era lo delicioso del bistec, que romántica soy pensé y me hice gracia a mi misma y sonreí.
-Ya veo que recuerdas nuestra primera cita.
-¿por?
-Has sonreído.
-¡Ay!, lo siento, si te soy sincera, estaba pensando en la tarta tatín, que quieres vengo de nadar 2km.
-No me extraña que tengas hambre, entremos.-Me hizo un gesto para invitarme a salir del coche.
-Venga vamos.-Dije yo, no sabía si me había pasado de cruel, pero él se mostró indiferente a mis comentarios y los aceptó con cierta gracia.
Ya en el restaurante, sentados y bebiendo vino, sin duda la norma de “yo no bebo entre semana”, ya carecía de sentido, estuvimos hablando, y como siempre, con él, me lo pasé genial. Supongo que ser un imbécil como pareja, no te impide ser divertido. Menos mal que Susana me había sermoneado y mi yo prudente me acompañó a lo largo de la velada, que sino, seguro caigo rendida a sus mil encantos, que sin duda estaban presentes en nuestra cena de amigos.
-¿Van a tomar postre?-Dijo el camarero.
Dario me miró y yo pedí mi soñada tarta tatín, él se unió y fueron dos tartas tatín con nata.
-Debes agradecerme que te guste la nata.-Dijo Dario.
-Eso no te lo voy a discutir.
-¿Recuerdas, como se enfadó la metre porque no querías nata?.
-Lo cierto es que en aquel momento pensé que era una estúpida, pero menos mal que me pudo la presión y al final cedí, en mi defensa diré que estaba acostumbrada a que en los restaurantes te dieran nata de spray y yo la detesto, no me esperaba nata casera.
-Estás perdonada.
-Gracias.
La tarta estaba genial, como siempre. Entonces me di cuenta de la hora y le pedí a Dario si me acompañaba a casa. Sin problema, me dijo. Cuando llegamos al portal de mi casa yo iba a despedirme cuando él salió del coche a toda velocidad y vino a abrirme la puerta, me ofreció la mano para ayudarme a salir del coche. Ya ves, siempre me levanto y salgo sola de los coches, pero sin duda hoy era el día de los galanes, o tenía pinta de cansada, no se. La cuestión que me acompañó al portal. Y se me quedó mirando, yo pensé, ya está, lo de amigos era un cuento, ya estaba dispuesta a pegarle un corte cuando se me adelantó y me dijo.
-Bueno Avelina, la cena de amigos ha finalizado, me lo he pasado genial, espero que podamos repetir.-se me acercó a la mejilla y me dio un suave beso de despedida, uno de esos sin pretensiones, pero que sin duda me dejó perpleja
-Yo también me lo he pasado genial, gracias por la tarta tatín y la compañía, por supuesto.
- Por cierto son las 12 en punto.
-Has cumplido.
Y mientras se dirigía al coche sin dejar de mirarme, se depidió.
Se ha quedado conmigo, pensé, aunque la verdad, me gustó que cumpliera con su palabra. Subí a casa, me desmaquillé y me fui a dormir.
A la mañana siguiente, ya en el trabajo, que por cierto me estaba sobrepasando, el teléfono no dejaba de sonar, Toni entró en mi oficina, no es una oficina propiamente dicha, es la antesala del despacho de mi jefe, queda recogida con unas cristaleras, no le oí llegar.
-¡Hola!- me dijo
Levanté la vista y le vi con un ramo de rosas en la mano, lo cual me sorprendió, se ve que puse cara rara, y él, que también ponía cara de sorpresa, sin dudarlo un instante me explicó la situación.
-Encarna, la de la entrada, me ha dado esto para ti, ha visto que me dirigía hacia aquí y me ha pedido si te podía acercar las flores, y aquí estoy, toma.
-Y para quien son,¿ para Luís?.
-No, son para ti.
-¿Ah sí?-Sonreí y alargué la mano para cogerlas.
Las olí, y entonces vi que traían una nota, la abrí y vi que eran de Dario. “Para mi amiga, un beso. Dario.”, cerré la nota corriendo, no quería que Toni viera quien me las había mandado.
-¿Cómo fue lo de urgencias?
-Fue relativamente rápido, se hizo un esguince, le dijeron dos semanas de baja.
-Ya lo se, me lo dijo.
-Claro, bueno Avelina me voy a trabajar un poco.