¡Hola! Seguimos disfrutando del verano, y por eso quiero hablaros esta vez de uno de esos imprescindibles en nuestro bolso, y de los problemas que nos puede plantear a la hora de maquillarnos. Sí, se trata de las gafas de sol, que más allá de un simple complemento, son unas aliadas sin igual para la salud de nuestros ojos.
En verano estamos más expuestas que nunca a los rayos ultravioleta, y por ello no debemos dejar en casa nuestras gafas (que tampoco tenemos que olvidar el resto del año). Pero seguramente muchas de vosotras os habréis preguntado alguna vez si merece la pena maquillarse usando gafas de sol.
Antes que nada, quiero deciros que no debéis caer jamás en la tentación de comprar una réplica. Los expertos dicen que es mejor no utilizar gafas que recurrir a unas de mala calidad, ya que las consecuencias pueden ser mucho peores. La única garantía de que ofrecen la protección que necesitamos está en comprarlas en la óptica. A mí personalmente me encantan las ópticas Afflelou, y no solo por los modelos que podemos encontrar en ellas, sino por el trato que nos ofrecen, ¡comprobadlo por vosotras mismas!
Quizás vosotras ya tengáis unas gafas de sol (buenas, por favor) y no necesitáis que os insista en este tema. Entonces, ¿qué ocurre con el maquillaje? En verano, las altas temperaturas hacen que esas incómodas gotitas de sudor empiecen a correr traicioneras por nuestro rostro.
Por ello, antes de adentrarnos a hablar del makeup más adecuado con gafas, conviene dejar clara la importancia de que el maquillaje sea de buena calidad. Y por supuesto, con protección solar factor 50 y si no, tendremos que ponernos esta protección (que debemos usar también todo el año, cada dos horas de exposición al sol) antes del maquillaje, como base.
Ahora sí, hablemos de maquillaje puro y duro. Tenemos que tener muy presente el hecho de que, con las gafas de sol, no podremos lucir ojazos. Así que tendremos que poner todo el foco en las demás zonas del rostro. Lo cual, nos obliga a potenciar especialmente frente, mejillas y labios, procurando siempre alcanzar el equilibrio en toda la cara y… ¡Sorpresa! Sí, también en los ojos. No se os olvide que no vamos a tener puestas las gafas todo el día.
El secreto para que gafas de sol y maquillaje no estén reñidos está en mantener la piel bien cuidada e hidratada, iluminada, pero con un toque de color. Esto último cobra especial importancia, ya que un colorete un tanto llamativo consigue el efecto que buscamos: potenciar las zonas demás zonas del rostro que no son la de los ojos.
A la hora de maquillar los labios se puede poner toda la carne en el asador, con colores rompedores y frescos que se alejen de la línea más tradicional. Aquí tienen cabida incluso tonos a los que no estamos tan acostumbradas, como el violeta y el mismísimo azul.
Y como decíamos, no podemos olvidarnos de los ojos, aunque bastará con dar un pequeño toque a las cejas y maquillar con una máscara de pestañas buena. Especialmente cuando las gafas no son opacas por completo, permitiendo visionar lo que se esconde detrás de ellas.
¿Os decidís a poner en marcha estos consejitos? ¡Mis mejores deseos!